Ahora. Ahora te dicen que no era él, que has metido la pata hasta el fondo. Ahora. Nadie se preocupó en decírtelo, a pocos le importó hacértelo notar. Hacerte notar que cada vez que piensas en algo relacionado con él estás volviendo a fallar, a caer en su trampa. Porque después te mira con sus ojos... ¡Ay, sus ojos! Y después te sonríe, haciéndote creer que le importas. Pero no. O sí, solo que tal vez no le importes como crees.
Porque el te enamorará, sí, lo va a hacer. Y tu serás tan tonta de volver a intentarlo. Pero te das cuenta de que el no te va a volver querer. Entonces te encierras en tu cuarto a llorar como si acabases de ver Titanic, solo que ellos estaban enamorados. Que bonito todo, sí, si.
Pero, ¿ A caso Leonardo DiCaprio y Kate Winslet están enamorados? No.
La vida real, no es una película, y eso es en lo que tu fallas, nena.
Te harán creer que es él, el hombre de tu vida, pero te lo aseguro, no lo es.