Me subo al autobús, está allí, otra vez. Me paro, es el momento ¿no? Sonrío. Me sonríe. Me siento despacio a su lado, jamás había estado tan cerca de ella. Me recuerda mucho a mi abuela, con esa sonrisa enigmática, y su pelo blanco. A veces la hecho de menos. Pero solo recuerdo parte de ella, porque era muy pequeña, la última vez que la vi.
-Dime.-dice. ¿Que? No entiendo nada. Pero, ¿que más da?
-Hay un chico que me gusta, pero no sé que hago. No hago más que cagarla.-la miro, me reprocha mi vocabulario en silencio.- Perdón. Pero es que... cuando estoy con el me tropiezo... Literalmente, claro. Pero siempre pierdo mi oportunidad para decirle que me gusta.
-Bueno, ¿y que te han dicho tus amigos?-me pregunta.
-No tengo muchos, pero mis amigas opinan que es una tontería ponerme nerviosa, y que él es idiota. Mi mejor amigo, en cambio, no suele decir nada y lo critic...
La señora me guiña un ojo. ¿Que quiere decir? El autobús se para. Se baja, ni se despide. Pensé que desahogarme me ayudaría, pero tengo un lío en la cabeza.
* * *
No puedo dormir, no sé que hacer. La veré mañana otra vez, después de clase. No sé que voy a hacer, tengo que pensar... ¿Porque me guiñaría el ojo?
* * *
-Hola.- dice la vieja.
-Hola.- sonrío.
-Cuéntame.- me dice. Parece que me conoce de toda la vida, es...tan natural.
-He hablado con el chico.-digo, parece disgustada.- pero, cuando iba por el pasillo, me he dado cuenta de que es idiota. A tenido más novias que sobresalientes, y... le he dicho que dejará de jugar con las tías. Me ha llamado loca, y entonces mi amigo ha salido en mi defensa.- me paro.
-¿Que ha dicho tu amigo?-me pregunta.
-Ha dicho ''Esta es la tía más decente que conozco, imbécil''.-digo.
-¿Y que has dicho?
-Nada.- me mira disgustada.- Le he besado.
-Bien hecho, Natalia.
-¿Como sabe mi nombre?-pregunto incrédula.
-Sé muchas cosas que tu no sabes.- dice, y me guiña el ojo. Nos reímos a carcajadas. Es vieja y sabia, pero es como una amiga más.