martes, 15 de noviembre de 2011

Prometimos querernos todos los días, todas las noches. Y ahora no hago más que comerme el techo pensando en la clase de gilipollas que eres, y riéndome al pensar que todo lo que dijiste eran mentiras. Pero supongo que es hora de pasar página, como tu decías. Al final, puede, pero solo puede, que tengas razón.

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