-Soy yo. Soy soportable, a pequeñas dosis. Soy una loca. Soy yo.
+Ya lo sabía, eres mi princesa.
-No, no soy la princesa de nadie. Tú eres mi príncipe.
+Está bien. Tú mandas.
-¿Porqué siempre dejas que diga yo todo? ¿Y que decida?
+Por que me gusta como lo haces tú.
-Ah, ¿y como lo hago?
+Pues... es raro. Piensas y haces, no te paras a pensarlo más veces ¿entiendes?
-Pues, no, no mucho.
+Es como yo al besarte. Me gusta, y por eso no me lo pienso dos veces.
-Besame.
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