Pero la culpa es más suya que mía, a mi me falta la razón, pero a él no. El tiene la culpa de ser tan guapo, tan listo, tan inteligente... Y la culpa de que me haya enamorado de él. ¿Porqué si no me iba a mirar como me mira? Sonreírme así... también es que tiene una sonrisa encantadora, casi perfecta, y ese casi es lo que más me gusta. Que no es perfecto, que ha veces lleva mal el pelo, o tropieza con las piedras. Es una persona, como otra cualquiera, pero me gusta más que las demás.
Puede llegar a mentirme y que me parezca encantador, aunque me enfade y él me coja por la cintura, me abrace y me prometa que me va a soltar si le perdono.
Y yo le perdono, una y otra vez, y le vuelvo a perdonar más veces. Y no me importa, porque aunque intente no quererle, me parece que cada vez le amo más.
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