miércoles, 4 de enero de 2012

No sé que le he hecho a este puñetero mundo para que me odie tanto, no lo sé. Quizás sea el karma, o que fui muy puta en la otra vida. Está claro que si me pasa algo bueno la voy a cagar, y lo más posible es que no suceda. No me merezco esto, no he hecho nada malo. ¿Enamorarme? Tal vez. ¿Ser imbécil? Lo soy.
Pero la culpa es más suya que mía, a mi me falta la razón, pero a él no. El tiene la culpa de ser tan guapo, tan listo, tan inteligente... Y la culpa de que me haya enamorado de él. ¿Porqué si no me iba a mirar como me mira? Sonreírme así... también es que tiene una sonrisa encantadora, casi perfecta, y ese casi es lo que más me gusta. Que no es perfecto, que ha veces lleva mal el pelo, o tropieza con las piedras. Es una persona, como otra cualquiera, pero me gusta más que las demás. 
Puede llegar a mentirme y que me parezca encantador, aunque me enfade y él me coja por la cintura, me abrace y me prometa que me va a soltar si le perdono.
Y yo le perdono, una y otra vez, y le vuelvo a perdonar más veces. Y no me importa, porque aunque intente no quererle, me parece que cada vez le amo más.



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